ALGO EN EL OJO



Cuando sentimos que algo extraño entró en nuestros ojos, por lo general tenemos la mala reacción de llevar nuestras manos a los ojos, para intentar restregarlos hasta lograr que aquello que entró salga inmediatamente. Y no sólo es que aquella basurita en el ojo nos impida la visión, sino que su presencia allí dentro, nos obliga a cerrar los ojos, muy aparte de la molesta incomodidad que se siente. En lo espiritual sucede algo similar, a veces sin darnos cuenta algo “extraño” entró en nuestro corazón,  distorsionando u opacando nuestra visión de las cosas espirituales, haciendo que nuestro corazón se “cierre” a la voluntad de Dios para con nosotros,  y provocando esa sensación desagradable al habernos separado de Él.

VUELVE AL EDÉN, VUELVE AL HUERTO

“Dios el SEÑOR formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz hálito de vida, y el hombre se   convirtió en un ser viviente. Dios el SEÑOR plantó un jardín al oriente del Edén, y allí puso al hombre que había formado.” (Gn. 2: 7-8)(NVI)
El libro de Génesis nos narra el principio natural del ser humano; de cómo fue formado.
Génesis nos dice que el hombre fue creado al sexto día juntamente con las bestias de la tierra (Gn. 1: 24- 28). Pero si fuimos creados juntamente con las bestias ¿Qué nos hace diferentes a ellas? el versículo 7 del capítulo 2 nos dice que Dios sopló en su nariz aliento de vida, y eso es lo que nos diferencia de las bestias y por lo mismo Dios nos dio la autoridad de sojuzgar sobre toda la creación. El hombre fue y es la obra maestra de la creación.
El hálito de vida es la misma esencia de Dios en nosotros, es por ello se dice que somos a su imagen y semejanza (1: 26), y por tener la esencia de Dios estábamos destinados a no morir nunca, cosa contraria a los animales (2: 9).
El hombre era inocente en todos sus caminos y andaba junto a su pareja, desnudo ante la presencia de Dios por todo el huerto. La tierra había sido creada, pero el huerto en Edén fue creado exclusivamente para el hombre. Fue creado para serle de paraíso. Ellos, Adán y Eva, tenían todos los placeres, que la inocencia divina en ellos, les permitía ¡no adolecían de nada!
Pero cierto día el enemigo de nuestras almas, Satanás, tentó a Eva y la cual cayendo arrastró consigo a Adán al ir a darle el fruto que era prohibido (3:1-6).
Lo que pareció bueno a sus ojos (3: 6) ahora traía vergüenza, culpa, rechazo entre ellos mismos.
La NVI nos dice que cuando el día comenzó a refrescar, el hombre y la mujer escucharon que Dios se paseaba por el huerto. Era el mejor momento del día y en ese mejor momento Dios paseaba por ahí para relacionarse con su creación, pero cuando preguntó dónde estaba Adán, él respondió que se escondía porque tuvo miedo de Dios por estar desnudo. La narración del capítulo 3 nos lleva a conocer cómo la maldición entró al mundo, pero con esta también la promesa de una total redención para el ser humano (vr. 15).
Ahora Adán y Eva, después de tenerlo todo, no tenían nada. Fueron echados del huerto, del paraíso mas no del Edén. Después de ser diferentes a las  bestias de la tierra ahora eran contados entre ellas bajo la sombra de la muerte.

¡HAI...MI DERROTA!


La primera batalla de Josué como líder de Israel fue contra una ciudad amurallada de nombre Jericó. Antes de la batalla Josué fue llamado a santidad (Josué 5:15) por medio de la obediencia.
Para derribar aquella ciudad amurallada y tener la victoria sobre ella, Dios le dio órdenes al pueblo para antes, durante y después de la batalla.
Antes de combatir contra esta ciudad, imposible de conquistar, primero ellos debían dar siete vueltas por siete días y al séptimo día dar siete vueltas más, el pueblo debía darlas en absoluto silencio, mientras los sacerdotes tocaban las trompetas seguidos por el Arca del Pacto.
Lo segunda orden fue que cuando los muros cayeran exterminaran todo lo que tenga aliento de vida, y el oro, la plata y los utensilios de bronce y hierro fueran colocados en el tesoro del Señor. Y que absolutamente nada se quedase con ellos, pues todo el botín de guerra era destinado a la destrucción como ofrenda al Señor.

Por Tres Razones - Parte 4

Corresponder a su amor

Muchas veces cuando tenemos un problema apelamos a un Dios del que nos dicen es puro amor, sin embargo cuando no vemos a ese Dios de amor correr en nuestro auxilio, entonces cuestionamos ese amor, e incluso, en el peor de los casos, cuestionamos aún la propia existencia de Dios. Somos rápidos para pedir, para exigir, o para tomar por nuestros propios medios lo que queremos. 
Queremos toda la atención de la gente que nos rodea, del universo entero y hasta del Dios del universo, ¿pero acaso nos hemos puesto a pensar si ese amor que exigimos se nos brinde a manos llenas, también existe en nuestras manos para dárselo a los demás? Si, exigimos amor, ¿Será que también somos capaces de darlo? ¿Será que amamos a Dios tanto como estamos exigiendo que Él nos ame?. Si bien es cierto, Su amor es perfecto, también es verdad que nuestro amor por muy imperfecto que sea, si lo entregamos con todo el corazón, será recibido con agrado por nuestro Dios. 
Amemos, pues, a Dios de la manera en que Él nos ama, si no podemos hacerlo en esta vida, sigamos intentando todos los días hasta llegar a la eternidad, donde nuestro amor, ciertamente también será perfeccionado.

MIRANDO A LA CRUZ


Mirando a la cruz todo es posible, mirando hacia ayer como si hubiese sido hoy, como si más de dos mil años fueran nada antes su victoria, como si el tiempo trajese nuevamente las lágrimas que allí se derramaron. Mirando a la cruz todo tiene sentido, es allí donde encontramos  nuestro nombre escrito en sus manos, en su costado, en cada gota de sangre caída en tierra. Mirando a la cruz es donde encontramos la salvación y mirando a la tumba vacía, es donde hayamos la esperanza de vida eterna para ti y para mi.

LOS PACTOS DE DIOS


“Scofield nos dice de “Pacto” es un pronunciamiento soberano de Dios por el cual Él establece una relación de responsabilidad (1) entre Él mismo y un individuo (p. ej. Adán en el Pacto Edénico), (2) entre Él y la humanidad en general (p. ej. En el Pacto Noeico de que nunca más destruiría toda carne con un diluvio), (3) entre Él una nación (p. ej. Israel en el pacto Mosaico), (4) entre Él y una familia especifica (p. ej. El Pacto Davídico)… … los pactos por lo general son incondicionales en el sentido de que Dios, por gracia y por irrestricta declaración que hará algo, se obliga a consumar ciertos propósitos anunciados, a pesar de los fracasos por parte de la persona o pueblo con quien está haciendo el pacto. La respuesta humana al propósito divinamente anunciado siempre es importante, ya que conduce a la bendición por la obediencia y a la disciplina por la desobediencia. Pero por la falla humana nunca se habrá de abrogar el pacto ni bloquear su cumplimiento.”
Entonces, sobre lo que Scofield dijo tengo más de un punto a tratar. Tocare sólo dos por la brevedad del espacio. (1) Si Pacto es un pronunciamiento soberano de Dios  por el cual Él establece una relación de responsabilidad hacia alguien o muchos, entonces entiendo que sólo Dios puede pactar con uno o muchos porque Él es el único que puede hacer este pacto verdadero. Ahora si sé esto ¿Cómo puedo decir que yo puedo pactar con Dios si Dios es quien pacta conmigo? (2) si a pesar que el hombre falle Dios es fiel a su pacto eso no me da derecho a pisar la sangre de Cristo sino que debo ser sumiso y obediente pues no merecemos que Dios se fije en alguno para cumplir su propósito. Eso es nuestro regalo inmerecido, entonces comportémonos como dignos de ello.

POR AMOR DE TU NOMBRE

Estas fotos son en Palmira- Colombia, hermoso lugar, donde la presencia de Dios se mueve con Poder.

 Dios es el que hace la obra, nosotros solo somos instrumentos en Sus Manos

Añadir leyenda
Él tiene el control de todo, por más difícil que parezca una situación, él esta al mando...y todas las cosas nos ayudan a bien.


EN TUS MANOS



Los milagros, la obra, el poder y la gloria son de Dios, nosotros sólo somos instrumentos en sus manos; instrumentos útiles si nos dejamos usar  de acuerdo a su voluntad. Si somos útiles es porque estamos en las manos de Aquel que todo lo perfecciona, pero si nuestras vidas son inútiles y traen destrucción, caos o son piedras de tropiezo para otros, entonces ya sabemos en manos de quien estamos: de aquel que vino a robar, matar y destruir.