Los milagros, la obra, el poder y la gloria son de Dios, nosotros
sólo somos instrumentos en sus manos; instrumentos útiles si nos dejamos usar de acuerdo a su voluntad. Si somos
útiles es porque estamos en las manos de Aquel que todo lo perfecciona, pero si
nuestras vidas son inútiles y traen destrucción, caos o son piedras de tropiezo
para otros, entonces ya sabemos en manos de quien estamos: de aquel que vino a
robar, matar y destruir.
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