ALGO EN EL OJO



Cuando sentimos que algo extraño entró en nuestros ojos, por lo general tenemos la mala reacción de llevar nuestras manos a los ojos, para intentar restregarlos hasta lograr que aquello que entró salga inmediatamente. Y no sólo es que aquella basurita en el ojo nos impida la visión, sino que su presencia allí dentro, nos obliga a cerrar los ojos, muy aparte de la molesta incomodidad que se siente. En lo espiritual sucede algo similar, a veces sin darnos cuenta algo “extraño” entró en nuestro corazón,  distorsionando u opacando nuestra visión de las cosas espirituales, haciendo que nuestro corazón se “cierre” a la voluntad de Dios para con nosotros,  y provocando esa sensación desagradable al habernos separado de Él.
Pero así como con nuestros ojos naturales, no es recomendable el restregarlos, pues tendemos a dañar nuestra retina, así también en lo espiritual, nadie puede sacar “lo malo” que lleve dentro, ni va a reconciliarse con Dios, tratando de restregar torpemente el corazón. Los sacrificios, las penitencias y demás rituales no son el medio idóneo para echar fuera de nuestro corazón  el pecado, sólo el verdadero arrepentimiento y la sincera conversión permiten que sea la mano de Dios quien limpie nuestro corazón y abra nuestros ojos espirituales para poder cumplir su santa y perfecta voluntad. 

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