VUELVE AL EDÉN, VUELVE AL HUERTO

“Dios el SEÑOR formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz hálito de vida, y el hombre se   convirtió en un ser viviente. Dios el SEÑOR plantó un jardín al oriente del Edén, y allí puso al hombre que había formado.” (Gn. 2: 7-8)(NVI)
El libro de Génesis nos narra el principio natural del ser humano; de cómo fue formado.
Génesis nos dice que el hombre fue creado al sexto día juntamente con las bestias de la tierra (Gn. 1: 24- 28). Pero si fuimos creados juntamente con las bestias ¿Qué nos hace diferentes a ellas? el versículo 7 del capítulo 2 nos dice que Dios sopló en su nariz aliento de vida, y eso es lo que nos diferencia de las bestias y por lo mismo Dios nos dio la autoridad de sojuzgar sobre toda la creación. El hombre fue y es la obra maestra de la creación.
El hálito de vida es la misma esencia de Dios en nosotros, es por ello se dice que somos a su imagen y semejanza (1: 26), y por tener la esencia de Dios estábamos destinados a no morir nunca, cosa contraria a los animales (2: 9).
El hombre era inocente en todos sus caminos y andaba junto a su pareja, desnudo ante la presencia de Dios por todo el huerto. La tierra había sido creada, pero el huerto en Edén fue creado exclusivamente para el hombre. Fue creado para serle de paraíso. Ellos, Adán y Eva, tenían todos los placeres, que la inocencia divina en ellos, les permitía ¡no adolecían de nada!
Pero cierto día el enemigo de nuestras almas, Satanás, tentó a Eva y la cual cayendo arrastró consigo a Adán al ir a darle el fruto que era prohibido (3:1-6).
Lo que pareció bueno a sus ojos (3: 6) ahora traía vergüenza, culpa, rechazo entre ellos mismos.
La NVI nos dice que cuando el día comenzó a refrescar, el hombre y la mujer escucharon que Dios se paseaba por el huerto. Era el mejor momento del día y en ese mejor momento Dios paseaba por ahí para relacionarse con su creación, pero cuando preguntó dónde estaba Adán, él respondió que se escondía porque tuvo miedo de Dios por estar desnudo. La narración del capítulo 3 nos lleva a conocer cómo la maldición entró al mundo, pero con esta también la promesa de una total redención para el ser humano (vr. 15).
Ahora Adán y Eva, después de tenerlo todo, no tenían nada. Fueron echados del huerto, del paraíso mas no del Edén. Después de ser diferentes a las  bestias de la tierra ahora eran contados entre ellas bajo la sombra de la muerte.
Aplicación:
El hombre al desobedecer la ordenanza divina de no comer del árbol del conocimiento cayó del lugar que le pertenecía.
Entonces el génesis dice que lo que hacia diferente al hombre era el hálito de vida dado por Dios mismo. Antes de venir a Cristo no nos diferenciábamos de las bestias del campo, creyéndonos hijos éramos sólo creación, muchos desconocíamos que fuimos creados para gozar del huerto de Dios. Pero cuando estábamos muertos en nuestros delitos y pecados la luz del evangelio vino a nosotros y al aceptar a Cristo como Señor y Salvador de nuestras miserables vidas, el hálito de vida entró en nosotros y fuimos colocados en el jardín de Dios.
Qué hermosos momentos vivimos todos aquellos que realmente, sin condiciones ni forzamientos, aceptamos al Señor. Gozamos la presencia de Dios en nuestras vidas y aunque el mundo no había cambiado, Dios sí cambió nuestras vidas y eso nos hizo diferentes. Andábamos en el huerto de Dios y disfrutamos de su presencia porque sólo en Él está la plenitud de nuestro gozo. Pero como diría Dante Gebel ¿Cuándo fue el día que nos dejamos violar espiritualmente y perdimos el gozo de nuestra salvación? Habiendo obtenido por medio de Cristo el poder de sojuzgar a la creación ahora, no importando si estamos en la mejor época de nuestra vida, andamos escondidos tras los árboles por miedo y vergüenza, asustados de un Dios enojado, porque al haber caído juzgamos la actitud de Dios como hombres caídos  olvidando adrede que Dios es amor, y esta dispuesto a levantar al pecador arrepentido y llevarlo de vuelta al Edén.
Podemos estar en la mejor época del año y Dios quiere que lo disfrutes con Él pero nuestra culpa y vergüenza por desobedecerle impide que disfrutemos con Dios cuando el día comienza a refrescar.
Criterio personal, creo que si el hombre no hubiese culpado a otros de su desobediencia y reconocía su falta y suplicaba perdón en ese mismo instante, no hubiese sido echado del huerto. El plan de Dios era levantarlo en el acto, pero no, el hombre decidió el camino difícil. Dios había colocado al hombre en lo mejor de lo mejor, el Edén de por si ya era un magnifico lugar para vivir, pero Dios planto un jardín en el Edén y ahí coloco al hombre y cuando este desobedeció y no reconoció su falta, fue echado del huerto, mas no del Edén. Sí, aún después de la caída Dios cuidó que la vida del hombre no fuese tan dura, pues sólo lo retiro del huerto, mas no del Edén, y ahí es donde ellos murieron, pero no sus generaciones. Nosotros cuando le fallamos a Dios y no reconocemos nuestra falta somos separados del huerto, mas no del Edén, pero si persistimos en eso, nuestra culpa, rechazo y vergüenza no quitada, da a luz la indiferencia y en vez de buscar el perdón de Dios por medio de los meritos de Cristo, caminamos a tierras áridas e improductibles para fundar nuestras propias ciudades y con el pasar del tiempo nos olvidamos del huerto de Dios. Pero él aún con lazos de amor nos atrae desde donde estemos a su Santo Huerto.
Si como cristianos no estamos disfrutando del jardín de Dios y sentimos que estamos en tierras áridas y si reconocemos que no es por una prueba de perfección, entonces algo mal esta en nosotros. Tal vez nuestra falta de reconocimiento a la transgresión nos ha sacado fuera del jardín de Dios, reconozcamos pues, nuestras faltas, volvamos a la senda antigua y por esta  llegaremos nuevamente a nuestro huerto en Edén, a nuestro paraíso en Dios.

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