¡ÉL VIVE!...¡ÉL VIVE!...


¡El vive! ¡El vive!... si, él resucito, ¡él vive!
Las gotas de sangre mojaban las frías e insensibles piedras mientras con angustia de muerte dijo la hora a llegado. La copa no había pasado.
Horror en la tierra, las sombras de la noche en un traidor beso abrieron paso a la oscuridad. El hijo de perdición abrió el camino de la muerte y en un ilegal juicio la sentencia fue dictada, la vida fue el precio.
Canta gallo canta, canta la traición de aquel hombre que juro la vida daría por su Señor. Canta gallo canta, canta de aquel rostro piadoso que con poca apariencia humana miro al traidor con amor.
Delante de Pilato una multitud, ¡dejen libre al insurgente y para el blasfemo la crucifixión gritaban a gran voz!
Agua, tres veces limpia mi culpa y que la sangre de este inocente caiga sobre ellos y no sobre mí.
¡No había piedad, no había compasión! La sangre chorreaba, ¡el hueso estaba expuesto! Y en cada latigazo surcos de dolor desgajaban la carne del inocente Salvador.
Corona de espinas, sornas al gran Señor. Profetiza quien te golpeo y siente el dolor que la vara de caña en la cabeza te dejo.
De Cirene un varón cargó la Cruz de la redención. El sacrificio era inminente, como oveja al matadero y todos sin pastor.
¡Si Dios es tu Padre que venga a salvarte!
¡Padre! ¡Padre! Y volteando su rostro el Padre lo abandono.
¡Tinieblas! ¡Tinieblas! ¡Consumado es! Y hoy el ladrón con él estará en el paraíso.
Las sombras de la muerte el cielo oscureció. Y al entregar su espíritu la tierra tembló.
Los santos resucitaron y con agua y sangre alguien dijo que verdaderamente este era el Hijo de Dios.
Domingo por la mañana ¡Aquí no está el Señor! Corran mujeres, corran. Corran a declarar que Él resucito.
En terreno infernal del hades y de la muerte a Él las llaves le fueron entregadas. Triunfó sobre principados. Sobre potestades Él ganó. Y exhibiéndolos públicamente la victoria me dio. La muerte no pudo contra El ¡Jesús es el Señor!



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