¡HAI...MI DERROTA!


La primera batalla de Josué como líder de Israel fue contra una ciudad amurallada de nombre Jericó. Antes de la batalla Josué fue llamado a santidad (Josué 5:15) por medio de la obediencia.
Para derribar aquella ciudad amurallada y tener la victoria sobre ella, Dios le dio órdenes al pueblo para antes, durante y después de la batalla.
Antes de combatir contra esta ciudad, imposible de conquistar, primero ellos debían dar siete vueltas por siete días y al séptimo día dar siete vueltas más, el pueblo debía darlas en absoluto silencio, mientras los sacerdotes tocaban las trompetas seguidos por el Arca del Pacto.
Lo segunda orden fue que cuando los muros cayeran exterminaran todo lo que tenga aliento de vida, y el oro, la plata y los utensilios de bronce y hierro fueran colocados en el tesoro del Señor. Y que absolutamente nada se quedase con ellos, pues todo el botín de guerra era destinado a la destrucción como ofrenda al Señor.
Como suele pasar, alguien, de nombre Acán, guardó para sí parte del botín, acto por el cual el pueblo entero tuvo que sufrir las consecuencias cuando se enfrentaron a un enemigo “menor”.
Josué, no consiente del pecado de Acán, envió hombres a Hai, los cuales al regresar informaron que no debían cansar a todo el pueblo, que bastaba con enviar dos o tres mil hombres, nada mas… ¡craso error! Los Israelitas fueron perseguidos y derrotados, entre las bajas se contaron 36. El pueblo se acobardó, llenándose de miedo.
Josué, por su parte, no comprendía lo que sucedía y humillado clamó a Dios para que le haga entender el por qué de tal derrota. Dios le dijo que se levantara, que no siga lloriqueando, el pueblo estaba manchado con desobediencia y ordenó que los purificara pues de no ser así huirían de sus enemigos y nunca podrían hacerles frente.
Josué buscó la raíz de desobediencia y ésta fue descubierta en Acán. A él y a los suyos los apedrearon y quemaron en el valle de Acor (desgracia), aplacando así el Señor el ardor de su ira.
Reflexión:
Asimismo Dios nos llamó para ganar batallas y seguramente ya libramos algunas de ellas las cuales en el Nombre de Cristo y por su misericordia ganamos. Es ahí cuando henchidos nos creemos súper victoriosos y cuando creemos que viene un problema “menor” a nuestras vidas, confiados creemos que ganaremos esa batalla, pero ¡No! Ese algo “menor” muchas veces nos derrota y, no sólo eso, sino que lo hace de una manera humillante. Ahora, tristes y acongojados hasta tememos por el mañana, por nuestra integridad, nuestro bienestar. Y así, cual Josué, lloriqueando, nos acercamos a Dios a llorar nuestra derrota y confundidos pedimos el por qué.
Analizando esta derrota del pueblo de Israel nos damos cuenta que cayeron por la desobediencia de uno solo. Amados, si vemos nuestras vidas de una manera personal, y en vez de ir de victoria en victoria nos vamos de derrota en derrota, humillación y cobardía, entonces algo debe estar mal. Dios dijo a Josué que mientras no se purifiquen no harán frente a sus enemigos porque huirán de ellos. Amados, si en nuestras vidas, hogar, iglesia o cualquier otra área no marcha bien es momento de parar de lloriquear en la presencia de Dios, pues Él te dice ¡LEVANTATE!, no te compadezcas, sino examínate, ¿acaso hay un Acán en algún área de tu vida que no es descubierto? Y si ya lo descubriste ¿Qué estas esperando para llevarlo a la presencia de Dios y que sea consumido por el fuego de Su presencia?
Acán en nuestras vidas puede ser idolatría, chismes, contiendas, murmuraciones, rencores, etc. Acán es ese que está robando el primer lugar a Dios en tu vida, tal vez mucha televisión o el querer acumular más dinero del que puedas gastar. Acán en tu vida te está haciendo vivir en derrota, pues ¡ya no más! ¡Examínate, encuéntralo y ponlo delante de la presencia de Dios! Los israelitas descubrieron el pecado y lo eliminaron purificándose así para con Dios y nuestro Padre entregó la victoria total sobre Hai. Asimismo, Dios te dará la victoria, ¡DIOS TE LA DARÁ!... ¡no te equivoques! Nuestra lucha no es contra carne ni sangre y nuestro adversario el diablo siempre está al acecho, por lo tanto no tenemos enemigos pequeños, todos son peligrosos y por eso tenemos que estar siempre cuidándonos que Acán no haga de las suyas ¡Y sólo así nunca correremos de nuestros enemigos!

4 comentarios:

Gloria Yobana Forero O'meara dijo...

Hola hermanos muchas gracias por seguir Alimento para el Alma

Dios les bendiga...!

PORTAL EVANGELISMO dijo...

Travamos uma batalha todos os dias e precisamos estar cheios do Espírito Santo, para não perder o alvo.

PORTAL EVANGELISMO dijo...

La lucha contra una batalla todos los días y tenemos que ser llenos del Espíritu Santo, para no perder el objetivo. Seguir su blog, luchó por la visita, bienvenido.

Anónimo dijo...

Parabéns pelo post uma benção.
Gostaria de informar que já estou lhe seguindo. Aproveito a oportunidade para compartilhar também o nosso blog 'Mensagem Edificante para Alma'
Ficaremos felizes por vossa visita e mais ainda se nos seguir-nos.

Josiel Dias
Mensagem Edificante para Alma
http://josiel-dias.blogspot.com.br
Rio de Janeiro